En general este tipo de fenómenos se presenta en lugares donde las condiciones climáticas son bastante extremas; aunque este año hemos tenido una pequeña muestra de lo que puede ser un invierno con olas de frio intenso.
En una piscina bien soleada, es difícil que la superficie llegue a helarse de manera significativa y permanente; en todo caso conviene colocar unos cuantos recipientes de plástico parcialmente rellenos, estratégicamente distribuidos por la superficie y atados para que no se acumulen en una zona determinada. Por las mañanas, antes de ir al trabajo, no viene mal fracturar en varios puntos la película de hielo que puede haberse formado. Todos los tubos exteriores tienen que estar protegidos contra congelación. Los depósitos, tales como los de duchas solares, deben ser drenados, sus válvulas de aislamiento cerradas y protegidas. Las escaleras, desmontadas y retiradas bajo techo. El filtro y sus equipos, si están expuestos a la intemperie, como es el caso de las depuradoras tipo nicho, deben ser protegidas con una gruesa manta de fibra de vidrio debajo de la tapa. Si están en casetas, las puertas cerradas en todo momento.
En el caso de una piscina orientada al norte y que recibe sombra de la casa o árboles durante gran parte del día, nuestra recomendación es que se proteja mediante un cobertor y que se aplique el tratamiento de invernada especifico para estos casos.
En países de largos y fríos inviernos, el protocolo pasa por vaciar filtros y tuberías. No es el caso nuestro. Aquí, las medidas recomendadas son las de siempre para el periodo con peligro de congelación, y que brevemente se resumen:
Bajar y mantener el nivel del agua unos pocos cms. por debajo de la embocadura del los skimmers y vaciar estos de agua. No obstante, colocar en cada uno una botella de plástico rellena con 1/3 de agua y cerradas con el tapón, por si acaso nos descuidamos en el mantenimiento del nivel del agua.
En general, el vaso de las piscinas de hormigón no va a sufrir por el esfuerzo lateral de la congelación superficial si el periodo no es muy largo. No obstante, es recomendable colocar una buena cantidad de boyas anticongelantes, mientras mas, mejor, estratégicamente distribuidas por la superficie de la piscina. Estas boyas se pueden construir artesanalmente: botellas de 5, 10, o 25 l de agua mineral o similares, rellenas con 1/3 de agua y cerradas, de manera que floten y queden sumergidas a 1/3 de su volumen. Se ata el asa de cada una a un ladrillo o a algún elemento similar con un hilo de nylon, ese peso apoyado en el fondo impedirá que la botella se desplace de su zona de superficie asignada y con esto mantendremos toda la piscina protegida.